En la conferencia “La construcción del Estado-nación en Argentina”, Beatriz
Vitar, investigadora del Departamento de Historia de América de la Universidad
de Sevilla y actualmente docente de intercambio en la Maestría en Estudios
Históricos de la Universidad Autónoma de Querétaro, señaló que como parte
del progreso de la nación argentina, los militares querían eliminar a los pueblos
indígenas, a quienes llamaban despectivamente “salvajes”, al considerarlos
contrarios al desarrollo, al orden y al progreso, como sucedió a la largo y ancho de
toda América.

Aún con esta política de exterminio, actualmente hay más de 600 mil indígenas,
distribuidos en 30 grupos étnicos reconocidos en Argentina, portadores de la
sabiduría y de los conocimientos en etnobotánica y medicina herbolaria que les
heredaron sus ancestros, señaló Beatriz Vitar.

La situación cambió para estos pueblos indígenas al establecerse en Argentina
los empresarios que llevarían a cabo el progreso; pero sólo en apariencia, pues
aunque estos empresarios acordaron no maltratar a los indígenas, a la vez que se
encargaron de vestirlos, ésta no era una obra desinteresada, pues lo hicieron para
conservar en buenas condiciones a quienes sólo veían como la mano de obra que
realizaba el trabajo pesado en las industrias, aclaró la conferencista.

En ese contexto, de marginación a los pueblos originarios de Argentina, mencionó
Vitar, surgieron los proyectos de consolidación nacional que incluían el establecer
la libertad de culto con el propósito de alentar la llegada de pueblos europeos
para, de esa manera, “mejoraría la sangre” de los habitantes de Argentina.