“Señor – dijo – es usted un granuja, un zopenco y un galopín. Boquiabierto de horror, M. Lécuyer no podía apartar los ojos de esta aparición. Al fin, levantándose de su sillón, salió al pasillo y corrió hacia el reducto. Dutilleul, pluma en mano, estaba en su lugar habitual, en actitud apacible y laboriosa. El subjefe le miró largamente y, tras haber balbuceado algunas palabras, se volvió a su despacho. Apenas acababa de sentarse, cuando reapareció la cabeza en la pared”. Se trata de un fragmento del cuento “El hombre que atravesaba las paredes”, de Marcel Aymé, escritor francés del siglo XX. 

Con esta historia de por medio y ante decenas de estudiantes de la Licenciatura en Estudios Literarios (LELIT), en la Facultad de Lenguas y Letras (FLL), el escritor Dr. Óscar de la Borbolla, de la Universidad Nacional Autónoma de México, dictó la conferencia “Lo que natura no da y podemos conseguirlo”, moderada por el Mtro. Francisco Ángeles Cerón, coordinador en Licenciatura en Lenguas Modernas en Español. 

Ahí, ante grupos de alumnos reunidos por la pasión hacia las letras, les compartió tres posibles métodos para vencer la famosa “hoja en blanco”, enemiga de los escritores a lo largo de todo el Orbe y, por supuesto, también los invitó a no ceder ante la tentación de publicar sus prosas automáticas, aquellas que brotan de forma inconsciente. 

“Salvo que sean André Bretón, no publiquen sus prosas automáticas y en sentido estricto ni siquiera Bretón tendría derecho de haberlas publicado, pues en muchas ocasiones no valen gran cosa, pero cuando uno lee esta escritura de pronto, igual como suceden en las nubes uno empieza a encontrar frases por ahí perdidas, así como uno encuentra en las nubes caras o figuras que no son detectables a simple vista”, les aconsejó.

De tal suerte que el siguiente razonamiento, dijo, podría ayudarles a escribir un cuento: reúnan elementos que entre sí que no se relacionen y, sin embargo, estén forzados a estar juntos en un escenario común. Y sí el escritor se obliga a pensar por qué están juntos. ¡Plaf!, ahí tiene una historia.

“Un elemento sencillo: unos zapatos rojos de tacón. ¿Dónde tienen qué ver? Pues en la zapatería o en un clóset. Pero qué tal si el zapato lo pongo en un lugar donde normalmente no hay zapatos, como en la duna de un desierto. ¿Qué hace ahí? Y de pronto se me iluminó el paisaje: tendría que ir forcejando una mujer arriba de un camello, secuestrada por un árabe…”, planteó el escritor. 

La segunda propuesta surge de la pregunta ¿qué pasaría sí una característica se exagera, se hace hiperbólica y todo lo demás se mantiene completamente normal?; la respuesta es un método empleado, por ejemplo, en la famosa Metamorfosis, de Franz Kafka: “Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto”, reza el inicio de tal narración.

“Cambia una característica, mantiene todos los demás elementos de la forma más común y corriente con las reacciones lógicas que tendrían todos en el contexto, y de pronto, levantas una historia maravillosa”, recomendó. 

A esta categoría pertenece también “El hombre que atravesaba las paredes”,  ficción del francés Marcel Aymé, que narra la vida un hombre cuarentón que, de pronto, adquiere la capacidad de traspasar las paredes.

“Una maravilla de cuento porque este elemento excepcional que es la exageración de una capacidad, una cualidad nuestra, lo maneja en un contexto totalmente normal. Lo primero que se le ocurre al señor es ir a ver al médico, lo trata con naturalidad y le receta unas pastillas, y se va a trabajar a su oficina. Está muy contento redactando una correspondencia, pero le acaban de cambiar al jefe y al nuevo no le gusta cómo redacta, entonces lo empieza a molestar. Un día le lleva una de sus cartas toda arrugada y se le avienta en la cara, y le dice ‘redacte correctamente”.

Por lo tanto, el autor de “Las vocales malditas”, relató a manera de conclusión, que el oficio del escritor consiste en hacer “magia” puesto que cuando el cuentista entrega su obra lo que en realidad hay detrás es un montón de talacha.

“Todas las figuras retóricas son truco de magia, a veces se conocen, a veces salen de manera intuitivita, a veces le salen porque sí, porque ha leído mucho. Ustedes que están obligados a leer, pues utilícenlo”, finalizó. 

Dicha ponencia magistral se presentó como parte del programa general del III Congreso Internacional de Estudios Literarios, organizado por la FLL de la Universidad Autónoma de Querétaro, en las instalaciones del Campus Aeropuerto.