El investigador, lingüista y docente de la Facultad de Filosofía (FFI) de la Universidad Autónoma de Querétaro, Dr. Ewald Hekking Sloof, realiza un trabajo colaborativo con la Mtra. Emmie Hoebens, de la Universidad Radboud de Nijmegen, Holanda para estudiar el papel que tiene la lengua en las comunidades menonitas ubicadas en la zona del Caribe mexicano.


Desde hace más de 40 años el Dr. Hekking Sloof se ha dedicado a estudiar, sistematizar, difundir y conservar la lengua hñäñho de los pueblos otomíes del estado de Querétaro; sin embargo, hace casi un año coincidió con la Mtra. Hoebens para estudiar la lengua utilizada por los menonitas que habitan en Bacalar, Quintana Roo.
En el marco de su conferencia “Menonitas de la vieja colonia en el Caribe: Quintana Roo, Campeche, Yucatán y Belice. Religión, Etnia, Lengua y Cultura” –ofrecida en el Aula Magna de la FFI- la Mtra. Hoebens expresó que los dos académicos se sintieron atraídos por estudiar el idioma de este pueblo “ya que compartimos los mismos antepasados”.
“De los menonitas se sabe muy poco. Cuando se les pregunta qué lengua hablan, ellos dicen que es alemán, pero es muy reducido”, señaló la investigadora.
La Mtra. Hoebens apuntó que los menonitas tienen en suelo mexicano casi un siglo, desde 1922, año en que el presidente Álvaro Obregón les dio garantías para establecerse aquí, tales como el respeto absoluto a su idioma, costumbres y religión, así como encargarse de la educación de sus hijos y no participar en el servicio militar.


Desde entonces, los menonitas se han establecido en México en estados como Chihuahua, Tamaulipas, Campeche, Quintana Roo y Tabasco; además de otros países latinoamericanos como Bolivia, Paraguay, Brasil, Belice, Argentina y Perú.


“Es un pueblo de agricultores; no son polígamos, no practican rituales exóticos y sí vacunan a sus hijos. Los menonitas que nos llaman la atención son las más conservadores. No son mecanizados, aunque usan tecnología de la más avanzada para trabajar el campo”, dijo la académica holandesa.
Los menonitas son seguidores de Menno Simons, un personaje histórico proveniente de Frisia, Países Bajos. Y a través de una serie de investigaciones, lo que se ha logrado establecer sobre su idioma es que utilizan el plodich para generar su identidad y la comunicación entre las familias; el “alto alemán” en lo que se refiere a la educación en sus escuelas e iglesias; mientras que el español sólo lo utilizan los hombres cuando tienen contacto con personas externas a su comunidad.


En Campeche hay 17 campos menonitas; siete de ellos ultraconservadores. Mientras que en Quintana Roo hay cinco campos. El objeto de estudio del Dr. Hekking y la Mtra. Hoebens es la comunidad de Salamanca, perteneciente a la Vieja Colonia.


Lo que los dos catedráticos buscan con su investigación es reconocer las variantes lingüísticas en este campo y registrarlas en un diccionario para conseguir un cierto consenso en lo que refiere a la ortografía de esta lengua.
“Es un fenómeno interesante observar cómo el plodich ha jugado un papel preponderante en la conservación étnica- religiosa, como clave de pertenencia religiosa, como defensa ante influencia mundanas, como medio de comunicación interna y como impedimento para la comunicación externa. Al contrario, con el hñäñho, que en contacto con el español se ha ido perdiendo y con él algunos de los rasgos culturales de las comunidades otomíes, el plodich ha ayudado a conservar la identidad cultural de los menonitas”, estableció la Mtra. Hoebens.