El TDAH es un trastorno neuropsiquiátrico caracterizado por alteraciones neuroquímicas en los niños. Se clasifica en tres tipos: con síntomas de inatención, con hiperactividad e impulsividad y aquel que presenta los dos anteriores, éste último el más común.

La alteración se presenta aproximadamente en el 10 por ciento de la población infantil, en una prevalencia de dos niños por una niña.

De acuerdo con la Mtra. Melissa Calderón Carrillo, coordinadora de la Licenciatura en Psicología Educativa de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), se ha comprobado que quienes presentan este trastorno tienen un problema de neurotransmisión cerebral que provoca que el lóbulo frontal del cerebro no trabaje de manera adecuada.

 

“Hay estudios que indican una alta probabilidad de que este trastorno sea genético, es decir, con un .8 por ciento de probabilidad de que puede ser heredado”, acotó. 

 

Asimismo, refirió que el diagnóstico del trastorno se genera entre los 6 y 7 años de edad; sin embargo, los síntomas se dan desde el nacimiento.

 

“Es en edad escolar cuando son más notorios los síntomas, son niños que pierden sus útiles escolares, no recuerdan las actividades y tareas que tiene que realizar, no ponen atención en clases, los castigan a la hora del recreo por no terminar sus labores y en casa también son un problema porque no hacen caso a papá o mamá”, refirió.

 

Este tipo de conductas, explicó la académica también generan un problema de convivencia con otros niños, ya que son chicos que se muestran impacientes en los juegos y como consecuencia son excluidos por su compañeros.

 

Sin embargo, si esta problemática no se detecta o trata a tiempo en la infancia, las consecuencias en la edad adulta podrían ser graves, ya que el niño al ser adulto puede caer en situaciones de riesgo, como son el consumo de drogas e involucrarse en actos delictivos.

 

“El TDAH no es algo que se cure, se controlan los síntomas, pero si no se trata en la niñez, en la edad adulta, quienes la padecen pueden caer en situaciones en donde no se mide el peligro, precisamente por la impulsividad que presentan, aunado a que tienen problemas en el trabajo, familia y en lo social”, señaló.

 

En este sentido, la Mtra. Calderón Castillo destacó la importancia de que los padres de familia detecten a tiempo este tipo de trastorno, y acudan en primera instancia el neuropediatra, quien confirmará el diagnóstico. 

 

El tratamiento principal para el TDAH es farmacológico, que genera una estabilidad en la neurotransmisión química en el cerebro del niño; aunado al apoyo psicopedagógico, psicológico, familiar y social.

 

“Durante toda la edad escolar es cuando se tienen que tomar el medicamento, después es posible que dejen de tomarlo en la adolescencia, donde puede haber un mayor control de los síntomas”, explicó.

 

La académica exhortó a los padres de familia a estar atentos a la conducta de sus hijos, saber detectar los síntomas del TDAH y estar abiertos a las recomendaciones de los expertos sobre el cómo tratar este padecimiento.

 

“La recomendación es que se informen, que busquen asesoría profesional, probabilidades de tratamiento y en la medida de lo posible acudir a un equipo interdisciplinario para tomar la mejor decisión en favor de sus hijos, porque llegan a ser jóvenes que tienen muchas dificultades sobre todo sociales, y en donde la mayor ayuda está en casa”, afirmó.